Otra vez, sopa


Por Pedro Rives (*)

En diferentes medios de comunicación y en portales informativos, sugestivamente amigos de la prensa del intendente local, Pablo Bruera ya inició una profusa campaña, como en anteriores instancias electorales de esta capital, y se lanzó a pedir así al electorado que “corte” boleta en las elecciones primarias de agosto próximo.

El jefe comunal, que en las campañas de 2003 y 2007 argumentó que “la ciudad no necesita de intendentes eternos”, tras fracasar en su intentona por forzar su postulación bonaerense, insiste aquí con el recurso de fortalecerse dividiendo al peronismo, y pretende esconder una vez a los líderes del proyecto porque para él son nada más que moneda de cambio.

A instancias de Javier Pacharotti, su hombre de confianza en el deliberativo, “un alter ego descascarado” según dicen algunos de los más conspicuos detractores de una métrica política tan errática como atravesada, Pablo Bruera ordenó que se empiece a instruir a la ciudadanía explicando que “se puede votar a candidatos de diferentes partidos”; esto es más o menos lo que dijo “el Pacha” a portales de Internet que acostumbran esconder lo malo de la pésima gestión municipal actual y a resaltar como sublime lo que sería una mediocre iniciativa llevada a cabo por el intendente en un club de barrio.

Pacharotti salió a caminar ciertos medios, ayudado por periodistas siempre cercanos al Palacio de la calle 12, esos que nunca dejarán de reportarse a la central de Diagonal 80, donde los negocios “son con y para Clarín”, según afirman algunos empleados a los que se les están acabando las ganas de seguir fieles a un patrono que nunca los tiene en cuenta.

En las caminatas mediáticas de Pacharotti se dice, hasta el cansancio, que “en La Plata vemos la necesidad de transmitirle a los votantes que pueden sufragar por diferentes partidos; nosotros creemos -dijo el concejal- que sería importante que las personas armen sus votos en sus casas y que vayan a votar con todo listo”.

Lo que no puede ocultar Pablo Bruera es su metodología “vecinalista”, y menos todavía su prédica de disociación del ideario peronista. Bruera es incontinente y habla… sus muchachos hablan por él y Pacharotti se despachó en entrevistas periodísticas: “Nosotros reclamamos los recursos que nos corresponden como capital de la provincia; hubo obras para las que, estando previstas, no recibimos financiamiento y las financiamos nosotros”. La verdad es que es lamentable cuando se llega a necesitar de estos niveles de mendacidad para hacer política.

Lo cierto es que todo hace parecer que hay una situación de controversia y de confusión en la ciudad, como ocurrió en el 2009 cuando Bruera eligió esconderlo a Néstor Kirchner y mandó a cortar boleta y a dividir en cuatro el voto peronista de la ciudad que mutilaba.

Es el mismo Pablo Bruera que mandaba a tapar las pintadas de Cristina senadora, el mismo que no puede ni quiere dejar de ser duhaldista y con ello socio estratégico del procesado Mauricio Macri, simplemente porque no le da la estatura moral para ser peronista. La ética no es lo suyo, y solamente hay que esperar que se de cuenta y que ejerza la palinodia ante la población a la que tanto ha defraudado.

(*) Especial para ALUVIÓN POPULAR

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