Compañero Jorge Cepernic Presente


El compañero Jorge Cepernic fue un militante peronista que dejo todo por la causa nacional. Fue gobernador de Santa Cruz en 197.3 Integrando el grupo de compañeros de la tendencia revolucionaria, que asumió reponsabilidades de gobierno junto Oscar Bidegain en la Provincia de Buenos Aires, Obregon Cano en Cordoba o Hector Campora en la presidencia de la nación.
Todos estos compañeros fueron leales a Perón y al pueblo, mereciendo la carcel y el exilio por parte de la última dictadura oligarquicamilitar.
Cepernic acompañó el ascendente liderazgo del compañero Nestor Kirchner desde la provincia de Santa Cruz, siendo un referente permanente para todos los peronistas que debimos transitar el duro proceso de los años 90.
Por que nunca rendiste nuestras banderas y por haber luchado hasta el útimo día de tu vida, por una patria Justa Libre y Soberana, la JP Liberación Naciónal se suma al merecido homenaje en el día de tu muerte.

Presentamos un tramo del reportaje realizado por el periodista de la Opinion Austral Osvaldo Mondelo, donde recuerda algunos momentos de su vida.

Tora, Tora, Tora
Ultima semana de agosto de 1976. Hace calor, pero la ciudad de Buenos Aires no es la misma. La represión se pasea a toda hora, impune por la calles.
Cepernic tiene la costumbre al sentarse, de aprisionar con sus piernas el diario. Lo despliega sobre la mesa, lee las noticias: “Claudio Ferreira revela en Brasil el paradero del ex ministro prófugo José López Rega”. Martínez de Hoz informó al presidente de facto Videla sobre la política salarial y tarifaria”. “Borges cumple 77 años”. “Mario Sanabria se incorpora a Boca”. Se detiene en la página de espectáculos. Mira la cartelera de los cinematógrafos. En El Monumental, de la calle Lavalle exhiben “Tora, Tora”. Es una buena noche para ir al cine, piensa.
“Esa noche no estaba solo, estaba con un dirigente gremial de Rosario, Mario Lucas Aguirre. Mientras sacaba las entradas, él se fue hablar por teléfono. Con las entradas en la mano y ya en la cola por entrar, -como una corazonada- le pregunto a quién había llamado. Me dice a la familia. Entramos, nos sentamos y empezamos a ver la película. En lo mejor de la función se corta. Se encienden las luces. Saqué de las piernas el diario que siempre llevo. Pero, al mirar de reojo, veo el caño de dos ametralladoras que me rodean. Nos piden los documentos y una voz nos ordena:
¡Salgan de acá…! Al salir me jaboné, porque en los pasillos del cine había varios hombres armados. En ese instante tuve dudas. Quise gritar mi nombre e identificarme ante toda la gente, pero la voz no me salió. En el hall me pusieron las esposas y nos llevaron detenidos. Primero tres días a una Comisaría y luego en una madrugada a la cárcel de Magdalena. Allí me encontré con quince presos políticos a disposición de la Junta Militar. Ese día me alojaron en una celda en la que iba a pasar cinco años y medio de mi vida.
En la noche después de la cena, uno de los primeros en levantarse de la mesa fue el dirigente sindical Lorenzo Miguel. Al pasar al lado mío, me dice: -apúrate que nos vamos al cine- Yo le respondo déjame de joder, pensando que me estaba cargando por la detención en el Cine Monumental. Tenía razón, una hora después fuimos al cine del penal. Oh sorpresa para mí, cuando empieza la proyección veo los títulos de “Tora, tora”. La que no alcancé a ver en el cine de Lavalle, la terminé de ver en la cárcel.”

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