UNLaM: Elegimos no callar

Por FUPV

La generación a la que pertenecemos aquellos que concurrimos a los claustros para formarse, ha recibido el bello obsequio de existir en una etapa de la historia de nuestra Nación en que la libertad esta presente de una manera tan habitual como el aire mismo. Claro esta que no es una realidad surgida de la nada, sino que es el producto de un proceso que inicio hace poco mas de 200 años, y que a pesar de las terribles interrupciones que ha sufrido, ha podido abrirse camino hasta nosotros. Este siglo XXI, cuyo inicio fue tan amargo para la Argentina, tal vez quede para la Historia como el Siglo de la Libertad, si todos y cada uno de nosotros actuase como si la posteridad estuviera mirando los pasos que estamos dando.
Pero como la perfección no es de este mundo, y en demasiadas ocasiones la ironía se presenta como una dura maestra, en plenos festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, en un pequeño rincón, aunque no por ello menos importante, de la Republica, unas elecciones quedaron suspendidas, previa proscripción de todas las demás listas que pretendían presentarse, llegando al epitome de toda infamia cuando los mismos que propiciaron semejante iniquidad se ciñeron la corona con sus propias manos. Eso sucedió en la que llamamos nuestra Casa, en la Universidad Nacional de La Matanza.
Cuando la tergiversación de la realidad es vital para brindar algún tipo de argumento a situaciones absolutamente incalificables, propias de salvajes que no han alcanzado los estadios más elementales de la Civilización, debe procederse a montar un espectáculo más o menos verosímil, en donde los criminales se presenten como héroes o salvadores. La escena que fue montada para servir de basamento a los infames de turno, fue tan poco pensada que inclusive podría causar hilaridad, si otras fueran las circunstancias, claro esta. Habían dicho que las demás listas (5 en total, o las subversivas, en la jerga que tanto agrada a los infames de turno), no alcanzaron a presentar la totalidad de avales necesarios para concurrir en la lid electoral. Es extraño que justamente este año, todas las listas se mostrasen tan poco propensas al trabajo, inclusive las que habían participado en elecciones anteriores obteniendo porcentajes bastante importantes en las votaciones. Objetar una o dos es posible, pero cinco es demasiado sospechoso, inclusive para un sujeto de pocas luces y aun más pocos escrúpulos, que hace una asado y canta alegremente los dos de agosto de cada año. Ellos dicen que las demás listas han sido las culpables de todo. Y en esa línea de pensamiento, si es que son capaces de tener alguna y no solo acatar ordenes como mastines, seguramente fueron los partidos italianos los culpables del ascenso de Mussolini, así como los alemanes fueron los verdaderos responsables de la subida del Fürher al poder.
Ante la barbarie más cruda, el Frente Universitario para la Victoria no pudo quedarse impávido, ya que no quiso convalidar ni siquiera con su silencio el estado aberrante al cual nos conduciría indefectiblemente las maniobras de los infames de turno. Y por ello, recurrió a la Justicia, presentando una Acción de Amparo, que fue receptada por los magistrados, y provoco la adopción de una medida de no innovar, que impedía la asunción de las nuevas autoridades hasta que la Justicia se pronunciase sobre la validez de los actos que fueron impugnados. Tanto la legitimidad como la legalidad de las autoridades supuestamente "electas", sin haber mediado acto eleccionario alguno, se desvanecieron como el humo. Pero ello no hizo mella en la natural "elegancia" de los infames de turno, y tras meses de "reparaciones", el local del Centro de Estudiantes fue reabierto, mostrando un aspecto distinto, pero no por ello menos repugnante, al funcionar como un Centro de Estudiantes DE FACTO.
Pero, supongamos que no hace falta llegar a tales extremos, y démosles a nuestros adorables infames el beneficio de la duda. Si efectivamente las demás agrupaciones obraron de manera insuficiente, ¿existiría algún tipo de impedimento para que las elecciones se pospongan por un lapso prudencial, y así permitir que otras listas pudieran competir democráticamente?, seguramente la respuesta seria negativa, si desease ser buscada. Pero tal cosa no sucedió, y se procedió como efectivamente se hizo, contraviniendo los más elementales preceptos republicanos, democráticos e inclusive morales. La ironía se hace más sórdida a medida que se piensa más y más sobre los hechos, sobre todo si tenemos en cuenta que el escenario de toda esta tragedia no es otro que una Universidad Nacional, en la que se forjan hombres y mujeres que mañana dirigirán los destinos de la Patria. Tan patente es la situación por la cual atravesamos los estudiantes de La Matanza, que la F.U.A., Federación Universitaria Argentina, no reconoce al Centro de Estudiantes de la Universidad Nacional de La Matanza de su seno. ¿Acaso eso también es culpa de las demás listas?
Pero tal aberración no solo afecta al Centro de Estudiantes, sino a los demás órganos universitarios con participación estudiantil, como los Consejos Departamentales y el Consejo Superior. Todos poseen una representación salida de la misma matriz, provenientes de un mismo sector, conformando un autentico unicato, instaurando un régimen con sesgo eminentemente dictatorial, totalitario. Y esto sucedio en pleno año del Bicentenario de nuestra Libertad, dando ribetes de una crueldad feroz a la ironía que se enseñorea en los claustros de nuestra Universidad. Aunque ello no es obstáculo, ni mucho menos justificación, para que un puñado de estudiantes no se resigne a quedarse callado, y actúen en defensa de los ideales de Libertad, Justicia y Dignidad en los que se forjaron los grandes hombres y mujeres que dieron vida a nuestra Argentina.
Ante los estudiantes universitarios de La Matanza, se erige una disyuntiva de hierro: alzar su voz o quedarse callados. Todos deben estar concientes de su rol, que no es otro que contribuir a la grandeza de nuestra Nación. Y actuar en consecuencia, teniendo en cuenta que nuestros hijos están observando nuestros pasos. Nosotros elegimos no callar. Todos debemos elegir construir una Universidad mejor.

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