El 28 de Junio ¿Que votamos?

El proyecto nacional y popular que gobierna la Argentina, se prepara como si fuera a cruzar Los Andes en la próxima contienda electoral.

Usted preguntará ¿Es para tanto? Pensamos que, salvando las distancias históricas, es más o menos así. Porque si uno repasa las votaciones parlamentarias más trascendentes en el último año, queda claro que hay una oposición de derecha que está en las antípodas del proyecto que encarna el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Si no fuera por el tejido que el bloque oficial supo construir en cada votación, muchas de las principales medidas transformadoras del Gobierno Nacional, no hubiesen podido concretarse.

Veamos.
En el mes de julio de 2008 se debatió la Resolución 125 girada por el Poder Ejecutivo, destinando la redistribución de ingresos desde el sector rural sojero hacia Educación, Salud y Viviendas. La oposición votó en contra.

En agosto del mismo año, se debatió la decisión oficial de recuperar Aerolíneas Argentinas, para recuperar nuestra línea de bandera, reafirmando la soberanía nacional sobre los cielos del mundo. La oposición, en su gran mayoría, votó en contra.

Tres meses después, en noviembre, se trató el proyecto gubernamental de recuperar para el Estado la administración de los fondos jubilatorios y la eliminación de las vergonzosas AFJP. La oposición votó en contra.

¿Entonces?
¿Por qué se escandalizan cuando Néstor Kirchner convoca al voto para defender la mayoría parlamentaria? ¿Acaso desde la oposición tuvieron en estos años una actitud constructiva para con los proyectos enviados por el Ejecutivo?

Las mayorías se construyen en democracia, todos los días de la vida. Es como el amor, como la amistad. No es de una vez y para siempre. Nadie regala nada desde el territorio de la mezquindad, del egoísmo, de la ausencia de patriotismo.

Es diferente cuando no se juega la suerte de una nación y un pueblo.

Cuando todo da igual, rige la ley de la alternancia. Pero es la alternancia de los injustos. Los opositores claman por ella para desandar los caminos que la sociedad construye desde hace más de cinco años y volver a los tiempos donde mandaba el mercado todo poderoso y el Estado se desentendía de su pueblo.

Todos se pelean con todos.
Los macristas con algunos de sus socios duhaldistas, Luis Patti, el genocida preso, encabezando su lista; miran para un costado cuando Aldo Rico les golpea la puerta para entrar; López Murphy pide cancha y Carrió no puede explicar porqué no encabeza la lista porteña cuando mantiene la pretensión de seguir siendo una candidata presidenciable.

Como también ayudan los tan ilustres escribas y voces parlantes que con el esfuerzo casi inhumano que realizan desde los grandes medios para defender lo indefendible de una oposición que no acierta en encontrar su camino.

Se torna una misión imposible para los radicales de Carrió convencer que son “un cambio seguro” cuando en el volante la tienen a Patricia Bulrrich y decir que son una alternativa “progresista” cuando conviven con López Murphy. Y más imposible resulta que Francisco De Narváez y Gabriela Miccheti puedan convencer de ser buenos gestores cuando el colombiano jamás habló en su trabajo actual de legislador nacional y la candidata de Macri no cumplió con su obligación constitucional, y laboral, de presidir las sesiones legislativas porteñas.

Con este panorama, y por el bien de todos los argentinos, es mejor que la ciudadanía no confunda como una elección más, este nuevo cruce patriótico para liberarnos de las miserias del pasado.

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